Cuando pensamos en el otoño, solemos imaginarnos paseando entre árboles, buscando setas y respirando aire húmedo. Pero lo que muchos no saben es que el otoño también es temporada alta para los hongos... en el laboratorio.
Ideal para quienes quieren entender que una picadura no es solo una molestia: es un proceso biológico complejo lleno de interacciones químicas y celulares.